miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿Sabías que...? - Parte VI


  Todo el mundo sabe que Nueva Orleans estuvo bajo dominio francés un porrón de tiempo. Todo el mundo lo sabe, básicamente, porque es imposible no saberlo: poca gente hay tan orgullosa de sus orígenes coloniales como los orleannianos. Tanto, que ahí siguen siglos después chapurreando el idioma, cocinando con mantequilla, aferrándose a la flor de lis y enarbolando el Barrio Francés como un estandarte.

  Sin embargo, lo que poca gente conoce es que, durante cuarenta y un años, Nueva Orleans -al igual que el resto del estado de Louisiana- también fue colonia española. Se ve que esta influencia no caló tan hondo entre sus habitantes, pero eso no quiere decir que la hayan olvidado. Ni mucho menos. Aún hoy hallamos un montón de referencias a ese período de la Historia repartidos por dentro y por fuera de la capital, como la que encontramos en la mítica Bourbon Street para evocarnos en azulejos un pasado cuyo idioma oficial era el castellano. Y no es la única: en Jackson Square podemos llevarnos la sorpresa de saber que un día recibió el nombre de Plaza de Armas. O incluso podemos dar un paseo al otro lado del océano por todas las provincias españolas, representadas, una a una, en la peculiar Spanish Plaza que tanta gracia le produce a Adriana, la mejor amiga de Carlota en "Noche de Mardi Gras".

  Pero el vínculo con España no se reduce a unos cuantos carteles y a una plaza en homenaje a sus viejas raíces, sino que sigue vivo a día de hoy en la figura de los denominados Isleños de Louisiana -literalmente-, y que no son otros que los descendientes de aquellos emigrantes canarios que partieron en masa hacia el Nuevo Mundo a partir del siglo XVI, cuando las islas eran lugar de paso entre el Viejo Continente y las Indias Occidentales. Estos "isleños" transoceánicos están tan apegados a la identidad de sus ancestros que, de hecho, algunos incluso residen en colonias propias y cuentan con su propio museo en Saint Bernard, a las afueras de la ciudad. 

  Para que luego digan que en Nueva Orleans sólo hay jazz y beignets...

  PD: ¡7 días! ¡7 días! ¡Sólo quedan 7 días!

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